Cuidar para que la vida sea vida: miradas desde el acompañamiento a personas con discapacidad
3 de Diciembre; Día Internacional de las personas con discapacidad.
Autora: Soraya Pérez Rebollar, psicóloga social en Bihar
«A veces lo que más necesito no es que hagan las cosas por mí, sino que alguien me pregunte cómo quiero que se hagan.” — Ane, 32 años.
Ane vive en un pequeño piso en su barrio de toda la vida. Le gusta el cine, salir a pasear y tomar café en el bar de la esquina. Convive con una discapacidad física que limita parte de su autonomía, pero no limita —como ella insiste— sus ganas de vivir su vida como cualquiera. Su relato podría ser el punto de partida de tantos otros, porque detrás de cada persona que necesita apoyos hay un mundo de preferencias, decisiones, miedos y aspiraciones.
En Bihar tenemos el privilegio de acompañar a personas como Ane y a sus familias, dentro de sus hogares y de sus comunidades. Y en cada experiencia se renueva la convicción de que cuidar a una persona con discapacidad no es solo atender, no sólo asistir, sino reconocer, comprender y facilitar que pueda vivir de manera plena y con dignidad.
La mirada de quienes necesitan apoyos
Muchas de las personas que atendemos coinciden en una demanda esencial: ser escuchadas. No siempre piden más apoyos, sino apoyos que respeten su voz.
«A veces la discapacidad no es lo más difícil. Lo difícil es que otros decidan por ti sin preguntarte», cuenta Unai, usuario del servicio de atención domiciliaria.
En estas palabras se resume una verdad ética fundamental: el cuidado debe partir de la autodeterminación. Como recuerda Xabier Etxeberria, “la ética exige reconocer la vulnerabilidad sin convertirla en excusa para anular la capacidad moral de la persona”. Acompañamos, pero no sustituimos; sostenemos, pero no imponemos.
La voz de las profesionales del cuidado
El trabajo de nuestras cuidadoras profesionales es un arte cotidiano, hecho de gestos pequeños pero llenos de sentido. Ellas conocen como nadie que el cuidado no es solo técnica, sino sobre todo, relación, escucha y presencia.
Rosana, cuidadora con más de 12 años de experiencia, lo explica así:
«Cuidar es entrar en la vida del otro con respeto. No podemos llegar como quien lleva un manual bajo el brazo. Cada persona tiene su propio ritmo, sus límites y sus maneras de sentir. Lo importante es acompañar sin invadir.”
Este enfoque entronca con la visión de la experta en ética Marije Goikoetxea, quien insiste en que “cuidar implica siempre un equilibrio entre apoyo y reconocimiento de la autonomía; entre hacer con la persona y no por encima de ella”.
El hogar como escenario de dignidad
En Bihar defendemos el valor del hogar como espacio de identidad, historia y pertenencia. No es solo un lugar donde se vive: es el lugar donde la vida tiene sentido.
Por eso nos esforzamos cada día en ofrecer cuidados profesionales de calidad en casa, adaptados a las necesidades de cada persona, ya sea apoyo en la movilidad, acompañamiento en la toma de decisiones, tareas de autocuidado o apoyo emocional.
El objetivo nunca es solo cubrir necesidades básicas. El verdadero propósito es que la persona pueda seguir llevando una vida elegida, manteniendo vínculos, actividades y sueños.
Cuidar no es solo asistir: es posibilitar vida plena
Quienes trabajamos en el ámbito del cuidado sabemos que lo asistencial importa —y mucho—, pero que no es suficiente. Cuidar también es favorecer que la persona pueda seguir aprendiendo, relacionándose, participando, decidiendo.
La discapacidad no debería nunca traducirse en aislamiento o en vidas reducidas a lo mínimo. Como decía una de nuestras usuarias:
«Lo que más agradezco es que no solo me ayudáis con lo que no puedo hacer, sino con lo que todavía quiero hacer.»
La necesidad de tejer redes comunitarias
La atención domiciliaria es una pieza esencial, pero la vida plena solo puede florecer en una comunidad que acompaña. Un entorno que no solo mira, sino que se implica; que no solo reconoce la diversidad, sino que la abraza.
Las redes comunitarias —vecindad, asociaciones, familias, servicios públicos, profesionales— son el cimiento de una sociedad donde nadie queda fuera. La discapacidad no debe ser un motivo de aislamiento, sino un llamado a construir relaciones que sostengan.
Como señalaba Etxeberria, “las sociedades verdaderamente humanas son aquellas que saben cuidar de y con todos sus miembros, sin excluir la fragilidad, sino integrándola como parte de lo común”.
El compromiso de Bihar
Desde Bihar asumimos cada día este desafío ético y humano: cuidar mejor, escuchar más, acompañar respetando, y ayudar a construir comunidades capaces de incluir de verdad.
Trabajamos para que cada persona con discapacidad pueda vivir en su hogar y en su barrio de la manera más libre y autónoma posible, con apoyos ajustados, con dignidad en el trato y con un horizonte de vida plena.
Porque cuidar es, en el fondo, un acto de humanidad compartida. Y porque ninguna discapacidad debería impedir que la vida sea vivida en toda su amplitud.
Y hoy, 3 de diciembre, Día Internacional de la Discapacidad, renovamos nuestro compromiso: seguir cuidando para que la vida sea vida.
