El cuidado empieza por escucharnos: una jornada junto a Fundación Gizakia
Hay días que nos recuerdan por qué hacemos lo que hacemos. Hace unas semanas, ha sido uno de ellos.
En nuestra oficina de Bilbao, en colaboración con la Fundación Gizakia, hemos celebrado una de nuestras Jornadas Comunitarias, un espacio de encuentro con cuidadoras que se están preparando para acceder a un empleo en el ámbito del cuidado.
Más que una entrevista: un encuentro real
Estas jornadas no son un proceso de selección. Son, sobre todo, una oportunidad para mirarnos a los ojos, escucharnos y reconocernos. Durante tres horas compartimos dinámicas, experiencias y reflexiones que nos permiten conocer a fondo a las personas que un día entrarán en los hogares de quienes confían en nosotros.
Para Bihar, conocer a las cuidadoras significa entender no solo sus capacidades técnicas, sino también sus valores, su manera de relacionarse, su forma de estar en el mundo. Significa verlas actuar en situaciones reales, observar cómo se comunican, cómo acompañan, cómo cuidan.
Escuchar para comprender
En estas conversaciones aparecen relatos que nos conmueven y nos hacen pensar. “No es fácil empezar de nuevo en otro país, pero cuidar me hace sentir útil, me da sentido”, nos decía una de las participantes. Otra añadía: “Quiero seguir formándome, aprender más sobre cómo acompañar mejor. Cada curso me ayuda a entender a las personas y también a mí misma”.
Muchas de ellas son mujeres migradas, que enfrentan realidades duras, pero que también traen consigo una enorme fortaleza, sensibilidad y deseo de crecer. A través de su testimonio, comprendemos las dificultades que atraviesan —la distancia de sus familias, la inestabilidad, el desconocimiento de un nuevo entorno—, pero también la esperanza con la que miran hacia el futuro.
El vínculo como herramienta de trabajo
Durante la jornada, compartimos con ellas nuestra manera de trabajar en Bihar y el papel esencial del Plan de Acompañamiento y Vida (PAV), una herramienta que les permite conocer en profundidad a la persona a la que cuidarán. Les explicamos cómo ese plan es un punto de partida, pero nunca algo cerrado: con el tiempo, ellas mismas lo modifican junto a la persona cuidada y su entorno, adaptándolo a la realidad viva del día a día.
Ese es, precisamente, el espíritu que buscamos: que el cuidado sea un proceso compartido, humano y flexible.
Del encuentro al compromiso
Colaborar con entidades como Fundación Gizakia nos permite encontrarnos en un terreno común con otras personas y organizaciones que comparten nuestra mirada sobre el cuidado. Estos espacios no solo fortalecen a las cuidadoras, sino también a nosotros como equipo: nos ayudan a reflexionar, a contrastar experiencias, a deliberar sobre el sentido profundo del cuidado.
En Bihar entendemos que fidelizar cuidadoras no es solo ofrecerles trabajo, sino construir con ellas un vínculo basado en la confianza, la escucha y el reconocimiento. Cuando una cuidadora se siente acompañada, valorada y comprendida, el bienestar se multiplica: lo que nace de ese vínculo retorna en forma de un mejor cuidado para las personas y los hogares a los que acompaña.
Porque el cuidado, al final, empieza por ahí: por conocernos, por escucharnos, por reconocernos en la otra persona. Y eso es lo que seguimos construyendo, día a día, juntas.



