PRIMER PASO: SOLICITAR LA VALORACIÓN DE DEPENDENCIA
En Euskadi, todo comienza en los Servicios Sociales de Base de tu ayuntamiento. Allí inicias la solicitud para que se valore el grado de dependencia de tu familiar. No necesitas llegar con todo resuelto, basta con:
- DNI/NIE y certificado de empadronamiento.
- Informes médicos actualizados.
- El formulario de solicitud, que te facilitan allí mismo.
Una vez presentada la documentación, un equipo de valoración (medicina/psicología y trabajo social) acudirá al domicilio. Revisarán cómo se desenvuelve la persona en su día a día (aseo, movilidad, alimentación, seguridad…) y con el Baremo de Valoración de la Dependencia (BVD) asignarán una puntuación que corresponde a:
- Grado I: 25–49 puntos (dependencia moderada).
- Grado II: 50–74 puntos (dependencia severa).
- Grado III: 75–100 puntos (gran dependencia).
Con esa puntuación llega la resolución oficial, donde no solo figura el grado, sino también el PIA (Programa Individual de Atención): el plan de apoyos y recursos concretos que puede recibir la persona.
Aquí puedes consultar la información oficial: Portal de Servicios Sociales del Gobierno Vasco – Dependencia.
Enlaces oficiales por territorio
- Bizkaia – Valoración de dependencia
- Gipuzkoa – Trámite de la valoración de la dependencia
- Álava/Araba – Servicio de la valoración de la dependencia
QUÉ APOYOS PUEDEN ACTIVARSE SEGÚN EL GRADO
- Grado I: ayudas puntuales en casa (Servicio de Ayuda a Domicilio municipal, teleasistencia y cuidados externos, productos de apoyo, programas de prevención).
- Grado II: apoyos más frecuentes (SAD con más horas, centro de día, adaptaciones en el hogar, prestaciones económicas en algunos casos).
- Grado III: cuidados intensivos y continuos (SAD 24h si es posible, apoyos tecnológicos, estancias temporales o, cuando no es seguro en casa, recurso residencial).
El PIA no es rígido: se acuerda con la familia y puede combinar servicios y prestaciones según la situación y las preferencias.
REFLEXIÓN NECESARIA
Hoy en Euskadi, las instituciones ofrecen distintos servicios en función del grado de dependencia: teleasistencia, ayuda a domicilio, centros de día o residencias. Pero hay un matiz importante: el cuidado en el hogar más allá de las horas del SAD no está apoyado económicamente del mismo modo que sí lo están otros recursos como los centros de día o las residencias.
En provincias como Gipuzkoa se ha avanzado con prestaciones específicas, pero en general el cuidado continuado en casa —que para muchas familias es la opción preferida— queda fuera de ese sistema de concertación, apoyo y acompañamiento.
Quizás como sociedad y desde las instituciones debamos dar un paso más: repensar la manera en que cuidamos, mirar a la persona en su totalidad y no solo en función de un grado o de un recurso disponible. Preguntarnos qué le hace bien de verdad: ¿seguir en su casa con apoyos adecuados?, ¿asistir unas horas al centro de día?, ¿vivir en una residencia?, ¿recibir fisioterapia a domicilio para mantener autonomía?
La clave debería estar en concertar lo que realmente necesita cada persona, con flexibilidad y con el mismo compromiso de apoyo, sea cual sea el recurso elegido.
Y no olvidemos algo esencial: si adaptamos de verdad los recursos a la persona, el sistema será mucho más sostenible y equitativo. Porque equidad no significa dar lo mismo a todos, sino garantizar la igualdad de oportunidades para que cada persona reciba lo que necesita para vivir con dignidad.
¿Necesitas orientación para solicitar ayudas a la dependencia en Euskadi? Contacta con BIHAR y te ayudamos.